martes, 9 de octubre de 2007

1. La Princesa En Desgracia.

Parte IV.

A la mañana siguiente, con muchos ánimos, aunque un poco adolorido, el joven caballero se prepara para llevar de regreso al palacio a la agraciada princesa, para completar así su notable y tedioso cometido. Cabalgaron de vuelta al puerto en donde se debían encontrar con el resto de la tripulación de “La Última Lágrima”. Todo marchaba con serenidad, la suave brisa de una cálida mañana los acariciaba con cada galope, el entusiasmo y el nerviosismo jugaban incesantes en el corazón del caballero, mas la hermosura de la damisela calmaba su pesar y exaltaba su ser.

Al llegar a su destino, la ciudadela de Calbuco, el joven se dirige hacia el puerto en busca de “La Última Lágrima”. La desconfianza e inseguridad tomaron cabida en su corazón al no poder dar con el paradero de la embarcación, mas decidió darse un tiempo hasta el ocaso para buscar a la tripulación en los alrededores del puerto y el centro de la ciudadela.

La princesa decide acompañarlo, negándose a la petición de quedarse en una posada. Sus ganas de ver el mundo fuera del emblema que la recluía en la nobleza irradiaban de su rostro. El joven tuvo que acatar las órdenes y la llevó de paseo por la ciudadela. Nadie sabía nada de los tripulantes de su nave, mas un pequeño dijo haber visto a los Paladines del Rey llevándose a un par de personas como prisioneros a escondidas, en la noche.

Llegaba el alba y los jóvenes no encontraron rastro de la tripulación de “La Última Lágrima”. Con el consentimiento de la princesa, el caballero da término a la búsqueda y trata de convencer a alguna embarcación que los pueda llevar de vuelta a la región Portual. Unos comerciantes deciden llevarlos a cambio de una remuneración razonable. De este modo, parten en una nueva nave de vuelta al Palacio.

Aquella noche estrellada, la princesa miraba incesantemente el mar y las estrellas sintiendo su alma libre y regocijada. El joven le decía que era tarde ya, mas ante las peticiones del caballero de irse a dormir, la doncella responde: “Toda mi vida estuve rodeada de Paladines y sirvientes que me protegían y atendían incesantemente, nunca estuve sola. Nunca en mi vida he podido apreciar la belleza de un alma libre, en la soledad del universo, tan insignificante al sentirme común y corriente. ¿Cómo dormir ante tal espectáculo?” El joven no supo qué decir, sólo mantuvo la distancia y el respeto. La princesa lo mira sonriente, y le dice: “Necesito de tu compañía, quiero que te olvides de la princesa y veas a la simple mujer que se encuentra debajo de este infinito cielo – el joven se sonroja – y que debe su vida al coraje de tu corazón y a la voluntad de tu ser” La princesa le toma del brazo con cariño y juntos se gastan las horas conversando, admirando la inmensidad del mar y la infinitud de la noche.

Dos noches pasaron sobre ellos, desplegando una hermosa y brillante alborada. La princesa reposaba en su dormitorio apacible y serena, mientras el joven reflexionaba respecto a su porvenir e inquietudes. ¿Cuál será el paradero de “La Última Lágrima” y su tripulación? ¿Qué hacían los Paladines del Rey en la ciudadela de Calbuco? De ahí en adelante, ¿logrará devolver sana y salva a la hermosa doncella? ¿Su destino abarcará tal cometido? Mas una emoción batía cada incertidumbre y ofuscaba su alma, bajo el rótulo de “Princesa” se escondía una preciosa mujer de sentimientos puros e inocentes que, con su simpleza y ternura, había conquistado el corazón y devoción del joven caballero.

Al llegar a su destino, la región Portual, los jóvenes buscan un lugar para almorzar. El caballero le comenta la situación a la princesa. Si viajaban a paso normal en caballo, sin detenciones, alcanzarían su destino final, el Feudo Real, en los inicios del ocaso. Mas la doncella le plantea una alternativa. “Deseo me acompañes a visitar el lugar, nos quedamos en una posada cuando caiga la noche y en la madrugada me llevas de regreso a mi hogar, para así dar por terminada tu misión”, el joven no encuentra el modo de convencerla de lo contrario, por lo que termina cediendo a los deseos y caprichos de la doncella.

Al final del día, los jóvenes paseaban juntos por los rincones del pueblo disfrutando a cada minuto la mutua compañía. Mas no se percataron de un grupo de mercenarios y guerreros que los acechaban acercándose paulatinamente. El caballero se había distraído demasiado con la dulzura de la bella princesa, aquellos maleantes los habían rodeado, exigiéndole al joven entregara a la damisela. Lo acusaban de haberla raptado, ya que uno de ellos, por haber participado en una de las competencias de habilidades en donde el espía cometió el sacrilegio, la reconoció. El Rey había ofrecido una fortuna de recompensa para quien sea capaz de devolver sana y salva a la princesa, dentro del plazo de siete días.

Nadie prestó atención a las palabras de la princesa, los nueve guerreros atacaron con violencia al joven caballero, el cual se defendió con todas sus fuerzas. A pesar de su grandiosa habilidad con la espada y el escudo, la batalla se precipitaba hacia su derrota, sus heridas, causadas por la caída sobre el dragón, se resentían a cada momento. Uno de los ataques logra batir contra el suelo al héroe, dándoles oportunidad a los mercenarios para un golpe mortal, mas la princesa, ante el asombro de todos, se impulsa para cubrir al joven con su delicado cuerpo. El grupo cesa su ataque ante el acto de sacrificio efectuado por la bella doncella hacia su defensor. “¡Déjenlo en paz, retírense de este lugar y aléjense de mi presencia! Él es mi caballero protector, mi héroe imbatible” Ante las dulces y firmes palabras de la damisela, los mercenarios se marchan resignados.

Llegado el crepúsculo, los jóvenes encuentran una posada en el pueblo para descansar y reponerse. Ambos comparten la misma habitación, a pedido de la damisela, con el fin de tratar las lesiones del joven valiente. Él no entendía el por qué del actuar de la princesa, mas ella le sonrió sonrojada admitiendo emociones y sentimientos hacia él. Pasaban las horas y las palabras comenzaron a sobrar, dando cabida a un nicho de amor desplegado por los corazones de dos jóvenes, puros e inocentes.



काबल्लेरो दे लूज़

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